jueves, 5 de noviembre de 2009

Vacunaciones... Y gripe A (1ª parte)

El creador de la actual forma de vacunación, Edward Jenner, dijo "No sé si he cometido una terrible equivocación y he creado algo monstruoso" (1920), tras experiencias como el fallecimiento por una minusvalía psíquica de su hijo a los 21 años y que fue vacunado siendo un bebé. O que su mujer diera luz a un feto muerto recubierto de ampollas similares a las de la varicela.

Y es que estos médicos terrestres, los occidentales, of course, no dejan de ser unos Frankenstein al abordar la vida humana. Mas es una pena, porque vocacionalmente son bienintencionados. Así, pues, ¿Qué (os) están haciendo?
Mirad, frente a las opciones para evitar los contagios en determinadas enfermedades, existen dos posicionamientos paradigmáticos: Los modelos potenciadores del sistema inmunológico (inmunización pasiva) y los modelos entrenadores del sistema inmunológico (inmunización activa), consisten en administrar directamente los anticuerpos de procencia humana o animal o bien gérmenes muertos inactivados, vivos atenuados, o sus elementos metabólicos o toxoides, respectivamente.

La naturaleza es sabia, mucho, más de 6.000.000 de años trabajando en ir perfeccionando tu organismo, es tiempo más que suficiente para haberlo hecho capaz de enfrentarse el solito frente a cualquier agresión del medio. Y es que es por ello que aquí habeis llegado!!! Pues bien, el cuerpo, para defenderse, tiene unas determinadas capas, a saber, la energética (no penseis en los escudos de Star Treck, por favor, si no más bien en una envoltura psicológica, emocional o actutidinal), la piel exterior (toda la dermis) y la piel interior (todo el aparato digestivo) hasta llegar al sistema inmunitario y su fiel aliado el sistema linfático. Pues bien, tras la administración de la vacuna, generalmente intramuscular, ésta llega sin aviso al mismo cuore del organismo saltándose de golpe todas las defensas!!! El cuerpo se queda traspuesto, no entiende nada, no es lógico, no es natural lo que ha ocurrido. Así pues, empieza como puede y produce una reacción sistémica y caótica, con síntomas y complicaciones como eritemas, inflamaciones, urticaria, artralgia, fiebre, vómitos, diarrea, palidez, lloros persistentes, pérdida de peso, anafilaxis (shock), trombocitemia, anemia, etc., etc., etc. Posteriormente, un número importante de personas se ven aquejadas (más segun las veces que haya sido sometido a vacunaciones) de las siguientes complicaciones:
- Desarrollo de inmunodeficiencias y consiguiente predisposición a las infecciones!
- Enfermedades crónicas de las mucosas.
- Hinchazón de los ganglios linfáticos y desarrollo de pólipos.
- Alergías, muchísimas!
- Afecciones y lesiones encefálicas (problemas de coordinación, insomnio, epilepsia, neuralgia, incontinencia urinaria, disminución de las capacidades intelectuales, cambios en la estructura de la personalidad...
- Aparición de enfermedades autoinmunes (colitis ulcerosa, granulomatosis, esclerosis múltiple).

También estudios no aceptados por la curia médica, afirman que contribuyen al desarrollo del cancer, la esclerosis múltiple, meningitis y encefalitis, sindrome hipercinético (niños hiperactivos !?) y están relacionados con la muerte súbita en lactantes!!!

Lo que las vacunas quieren evitar, no queda claro que lo consigan, y queda en evidencia que sí ocasiones males de diversa consideración en las personas. Lo terible de esto es que las vacunas no hacen nada que pueda hacer el sistema inmunitario el solito en el momento que corresponda. Por lo tanto, mi opinión exterior es que salvo en alguna ocasión justificadísima (y en el mundo occidental, con un entorno tan protegido, apenas hay lugar a ello) pues no creo conveniente en absoluto vacunar. Es una cuestión de riesgo-beneficio, y los médicos alopáticos y yo, justo vemos la balanza con diferente peso en cada lado. En el próximo artículo, os detallo y justifico la relevancia de cuanto hay de contraproducente en los frasquitos de vacuna.